¡Hola!
Gracias por estar aquí.
Me llamo Mila.
Mila Caja cuando escribo.
Empecé a creer en la magia de las historias cuando la descubrí en las pequeñas cosas, y en lo que cuentan cuando más lo necesito.
Sobre todo desde que aprendí a mirar desde los bordes. A fijarme en la vida entre bastidores.
Me interesan los personajes que no encajan, las mujeres que no se resignan y las preguntas de difícil respuesta.
Ya desde muy pequeña, me fijaba en lo que otros no miraban.
Una tarde, en el desván de la casa de mis abuelos, encontré cartas guardadas de las que nadie me había hablado. Tuve suerte de veranear en esa casa, en ese pueblo y con una esa familia cargada de pasado.
Por entonces pensaba que era distinta a todas las otras familias,
Aquella tarde subí al desván porque llovía y nadie me vigilaba. La bombilla colgaba sin tulipa, y el aire olía a cerrado, a manzanas verdes y a algo más viejo. Había un baúl lleno de ropa y una caja de metal con la tapa abollada. Dentro, dedales, hebillas oxidadas, una huevo de madera para zurcir, botones envueltos en papel de seda y un peine con dientes rotos.
Y debajo, cartas. Atadas con una cinta azul.
El sobre de arriba decía: Para Luna. Las cartas estaban abiertas y en todas la firma era la misma: Sol.
“Ayer soñé contigo. Jugábamos a escondernos y no queríamos encontrarnos”.
“Tu bufanda todavía huele a romero. Y a ti”.
Nadie en mi familia se llama Luna. Nadie hablaba de un Sol. Guardé uno de esos sobres en el bolsillo de mi chaqueta, como quien roba un secreto porque ya le pertenece. Desde entonces, cada vez que llueve, me acuerdo del desván.
A veces me pregunto si una niña que abre una caja en un desván se convierte, en ese instante, en otra. Y quizás por eso escribo.
Puedes leer mis cuentos en revistas literarias y en una antología de relatos ¿Y si no debería contarlo? donde encontrarás relatos míos y de cinco amigas escritoras.
En este momento me encuentro inmersa en la creación de mi segunda novela.
Una historia que habla de desguaces y de una mujer que debe sobrevivir, sin perder su identidad, cuando la vida le obliga a dejar de huir y de esconderse detrás del ruido.
Como puedes deducir, me interesan los personajes que no encajan, las mujeres que no se resignan y las preguntas de difícil respuesta.